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Desde su creación, el Instituto Parroquial Nuestra Señora del Buen Viaje ha conjugado vocación pastoral y excelencia pedagógica. La iniciativa nació en 1931, cuando el padre Edmundo Vanini soñó con abrir una escuela católica inclusiva; el anhelo se concretó el 20 de abril de 1953 gracias a Monseñor Juan Antonio Presas y a la directora fundadora Virginia Gamba, convirtiéndose en el primer establecimiento mixto de la Arquidiócesis de La Plata. Con apenas 50 alumnos, tres aulas y mobiliario donado, la comunidad parroquial y la Liga de Padres cimentaron un proyecto educativo que, desde el primer día, acogió a niños y jóvenes de realidades sociales diversas.

Durante las décadas siguientes la institución creció en matrícula, infraestructura y oferta académica. En 1958 egresó la primera promoción de sexto grado y, al año siguiente, se inauguró el nivel secundario con modalidades diferenciadas para varones y mujeres. A comienzos de los años 1970 se independizó el Jardín de Infantes, y en 1976 abrió sus puertas el Nivel Terciario con el Profesorado de Magisterio Superior, ampliado luego con carreras de Educación Pre-escolar y Periodismo. El permanente apoyo de las familias, la guía del primer obispo de Morón, Monseñor Miguel Raspanti, y el asesoramiento de destacados referentes eclesiales y pedagógicos afianzaron la identidad académica y pastoral del Instituto.

El ingreso de Monseñor Raúl Roberto Trotz como párroco en 1988 marcó una nueva etapa de consolidación institucional: asumió la representación legal tras el fallecimiento de la señorita Gamba y promovió la articulación de equipos directivos en los cuatro niveles educativos. A partir de los años 1990 se profesionalizó la gestión —con la creación de una Coordinación General y la apertura de numerosas carreras de formación docente— y en 2013 la comunidad celebró con júbilo su 60.º aniversario.

En 2017, con la llegada del presbítero Martín Bernal como nuevo párroco y la incorporación de la licenciada Mónica Castellón a la representación legal, el Instituto inició una etapa de profunda transformación institucional. Este proceso de renovación impulsó mejoras en infraestructura, modernización tecnológica y actualización pedagógica, que permitieron afrontar con solidez los desafíos planteados por la pandemia en 2020. La propuesta educativa se fortaleció con una gestión más participativa, la conformación de nuevos equipos directivos en todos los niveles y un compromiso renovado con los valores cristianos, posicionando al Instituto como un referente en innovación y continuidad educativa.